Jorge Mario Bergoglio, a los pocos minutos de haber aceptado el cargo, no se trasladó de la capilla Sixtina a Santa Marta en la limusina que estaba esperándole, sino en el mismo autobús que los cardenales.
En esa referencia mostró su humildad, señaló el arzobispo de Nueva York, quien agregó que la mayor parte de los purpurados había tomado autobuses para volver a su residencia en el Vaticano y ya se habían formado en una línea para saludar al nuevo Papa, previo a la última cena que tendrían como grupo. Todos esperaban llegar la limusina que habían visto aparcada en el Palacio Apostólico. “Y cuando el último autobús se detiene, ¿adivinan quién desciende? Era el Papa Francisco. Imagino que indicó al chofer: ‘no hay problema, me voy con los muchachos’ ”, dijo Dolan a los periodistas.
Dentro de la residencia, durante la cena, el Papa mostró su lado más simpático: “Brindamos por él, y cuando él brindó por nosotros, expresó: -‘Que Dios les perdone’. Y luego añadió: ‘Voy a dormir bien esta noche y algo me dice que ustedes también”, en alusión a la intensidad de estos últimos días.
Finalizó diciendo que pronto visitará al Papa Emérito Benedicto XVI en CastelGandolfo, asistirá a una Basílica en Roma y, nuevamente bromeando, añadió: “también debo pasar por la residencia, tomar mis maletas y pagar la cuenta”.