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La sangre de tu hermano me grita desde la tierra. Por eso te maldice esa tierra. Te maldice esa tierra que ha abierto su boca para beber la sangre de tu hermano que acabas de derramar

Primero, el homicidio voluntario; dentro del cual se considera el asesinato del inocente: 

«Entonces el Señor contestó: ¿Qué es lo que has hecho? La sangre de tu hermano me grita desde la tierra. Por eso te maldice esa tierra. Te maldice esa tierra que ha abierto su boca para beber la sangre de tu hermano que acabas de derramar»  

(Gen 4,10-11).

Segundo, el pecado impuro contra el orden de la naturaleza: 

«Dentro de la cual se considera el pecado de sodomía u homosexualismo, conocido también como pecado nefando, es decir, del cual no se podía ni hablar por su grado de abominación: ¿Dónde están esos hombres que han venido a tu casa esta noche? Entréganoslos para acostarnos con ellos» (Gen 9,5).

«No me engañen: ni los lujuriosos, ni los idolatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos… tendrán parte en el Reino de Dios» (1ª Cor 6, 9-10).

Tercero, la opresión del pobre, especialmente de viudas y huérfanos: 

«No oprimirás a la viuda y al huérfano; si los oprimes, clamarán a mí y yo ciertamente escucharé su clamor; se despertará mi enojo y haré que ustedes mueran a espada» (Ex  22,22-23).

Cuarto, la defraudación o retención injusta del salario del trabajador: 

«Darás cada día su jornal, antes de la puesta del sol, pues es pobre y espera impacientemente su salario. Así no clamará al señor contra ti, y tu no serás reo de pecado» (Dt 24,15).