Crédito. Rodrigo Martínez Baracs
A los mexicanos nos gusta enorgullecernos porque supuestamente no nos cristianizaron tan fácilmente, “resistimos”, nunca nos convertimos plenamente, conservamos muchos elementos de la religión antigua.
Pero no nos damos cuenta de que el cristianismo mexicano no es la única religión mezclada o sincrética del mundo, porque todas las religiones son sincréticas, como lo vio el rumano Mircea Eliade (1907-1986).
Es cierto que la “conquista espiritual” de México no se completó durante los primeros 50 años, como lo dejaría ver el gran libro de Robert Ricard (1900-1984), y que la idolatría persistió en el siglo XVII y después.
Pero, como lo destacó Woodrow Borah, se puede decir que la conversión religiosa de México fue muy rápida, uno o dos siglos, comparada con el ritmo mucho más lento de la cristianización de muchas de las antiguas provincias romanas.
Varias aguerridas rebeliones indígenas contra abusos de los españoles se organizaron dentro de la fe cristiana, después de la aparición de una cruz o una Virgen.