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La violencia de muchos que hoy provocan sufrimiento y muerte no surgió por generación espontánea, tiene un triste origen en familias disfuncionales, rencores sociales, ambiciones desmedidas, malas decisiones, resistencia a Dios

Crédito. Mons. Roberto Yenni García

Nuestras comunidades han sufrido las consecuencias de la violencia y la inseguridad. No solo muchas personas han perdido la vida, sino que se han visto trastocadas nuestras actividades, rutinas, la organización familiar, los negocios, las vacaciones… todo.

Hemos deseado que esta situación de angustia termine, y tal vez hasta hemos preguntado ¿por qué Dios no interviene, cuando se acabará esta situación tan difícil?

Pero quiero compartirle hoy que seguramente Dios sí está haciendo mucho, pero los seres humanos somos quienes no logramos descubrir su acción y, sobre todo, no logramos reconocer la inspiración y la motivación que Él pone en nuestros corazones para empezar el cambio.

La violencia de muchos que hoy provocan sufrimiento y muerte no surgió por generación espontánea, tiene un triste origen en familias disfuncionales, rencores sociales, ambiciones desmedidas, malas decisiones, resistencia a Dios. 

Debemos preocuparnos no solo para que deje de haber balaceras o inseguridad, sino sobre todo que ya no se sigan surgiendo nuevas generaciones de niños y adolescentes que se conviertan en breve en los continuadores del crimen y la violencia. 

Debemos empezar a construir -con esperanza y constancia- hombres y mujeres de bien, con un carácter moral firme, con un corazón sensible a la voz de Dios, con una marca indeleble en su alma de un testimonio de armonía familiar, de solución sana de conflictos, de adecuado manejo de sentimientos como la ira y a moderar la ambición por los bienes materiales.

Decía la Madre Teresa: «La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. La paz comienza con una sonrisa».

Debemos empezar a sembrar lo que queremos cosechar dentro de unos años.