La monición no debe ser demasiado larga, ya que puede distraer la atención de la asamblea del momento celebrativo

Terminado el saludo se recomienda que el sacerdote que preside la celebración eucarística, o el diácono, o un ministro laico llamado monitor, pueda introducir a los fieles en la Santa Misa a través de algunas breves palabras, a estas se les llama monición.
Este es el momento más adecuado para esta monición de entrada; si el monitor es el mismo presidente de la celebración hará la monición desde la sede, pero si el monitor es un ministro laico hará la monición ya sea a un lado del ambón o en algún lugar visible para la asamblea, utilizando algún sencillo y discreto atril de madera o sin él.
La monición no debe ser demasiado larga, ya que puede distraer la atención de la asamblea del momento celebrativo.
Debe contener los elementos indispensables para ubicar a la asamblea en el contexto celebrativo del tiempo litúrgico y de la celebración misma.
El monitor debe poseer un tono de voz fuerte pero a la vez suave; con una dicción y pronunciación claras; con un excelente dominio del auditorio; con gran seguridad de las palabras que dirigirá a la asamblea.
Su presentación externa debe ser muy digna, ya que estará constantemente interviniendo en la celebración.
Es recomendable que se destine un solo microfono para él; si las moniciones las elabora un laico, deben presentarse siempre a un sacerdote para su aprobación.