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« Para cuidar nuestros derechos y cumplir nuestras obligaciones, para ganarle el pleito a la corrupción y a la violencia, para que con la fe y el corazón impulsemos la evangelización, para conocer las grandes verdades y vencer las grandes maldades, y para ayudarnos sin estorbarnos »

Mons. Domingo Díaz Martínez

El Señor Jesús dijo: «Sean misericordiosos como nuestro Padre celestial es misericordioso» (Lc 6,36).

El Señor Jesús pide una Iglesia más caritativa, como los situados a la derecha el día del juicio: «Vengan benditos de mi Padre, por lo tanto ‘ve y haz lo mismo’. Tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; era extraño, y me hospedaron; estaba desnudo y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme» (Mt 25,34-36).

¡Seamos una Iglesia más caritativa!

El Señor Jesús dijo: «Ve y haz tú lo mismo» (Lc 10,37). El Señor Jesús nos pide que seamos una Iglesia comprometida como el Buen Samaritano: «Pero un samaritano que iba de viaje y que al llegar junto a él y verlo, sintió lástima. Se acercó y le vendó las heridas, después de haberlas limpiado con aceite y vino; luego lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente sacó unas monedas y se las dio al encargado, diciendo, cuida de él y lo que gastes de más te lo pagaré a mi regreso» (Lc 10,33-35).

¡Seamos una Iglesia más comprometida!

EL Señor Jesús dijo: «Permanezcan unidos a mí, como yo lo estoy a ustedes» (Jn 15,4).

El Señor Jesús nos manda ser una Iglesia unida como las dos partes de la cruz, como las dos alas de la mariposa, como la aguja y el hilo, o como los eslabones de una cadena.

¡Seamos una Iglesia más unida!  

El Señor Jesús dijo: «No juzguen y no serán juzgados» (Mt 7,1). El Señor Jesús desea que seamos una Iglesia organizada.

Para cuidar nuestros derechos y cumplir nuestras obligaciones, para ganarle el pleito a la corrupción y a la violencia, para que con la fe y el corazón impulsemos la evangelización, para conocer las grandes verdades y vencer las grandes maldades, y para ayudarnos sin estorbarnos.

¡Seamos una Iglesia más organizada!