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« El obispo es considerado uno de los principales críticos del gobierno de Daniel Ortega, evidenciando la constante violación de derechos humanos, los abusos de poder y la persecución religiosa »

En Nicaragua viven persecución religiosa por parte del gobierno de Daniel Ortega.

Crédito. Francisco Acevedo

El pasado 19 de agosto de 2022, Mons. Rolando José Álvarez Lagos, obispo de la Diócesis de Matagalpa, en Nicaragua, fue puesto en prisión domiciliaria después de 15 días confinado en la casa episcopal acusado de conspiración y de difundir noticias falsas en contra del gobierno del presidente Daniel Ortega.

El obispo es considerado uno de los principales críticos del gobierno de Daniel Ortega, evidenciando la constante violación de derechos humanos, los abusos de poder y la persecución religiosa, por esta razón, en meses pasados, el gobierno cerró seis emisoras de radio católicas por considerar que apoyan a “la rebelión”.

Después, el 13 de diciembre, un juez aceptó la acusación formulada por el Ministerio Público en contra del obispo Álvarez Lagos.

Con los requisitos establecidos por la ley se le nombró defensor de oficio y se le dictó fecha para la audiencia inicial programada para el pasado 10 de enero; en dicha audiencia fueron admitidas las pruebas ofrecidas en su contra y se remitió la causa al juicio.

La autoridad había fijado como fecha el 28 de marzo para que Mons. Álvarez Ortega enfrentara el juicio por las acusaciones que se le imputan, pero el 10 de febrero 222 presos nicaragüenses fueron exiliados a los Estados unidos, entre ellos el señor obispo.

Al negarse a abordar el avión donde serian trasladados, fue trasladado de la residencia donde guardaba prisión domiciliaria al sistema penitenciario nacional, ahí le fue adelantado el juicio y fue sentenciado a 26 años de prisión por los delitos de menoscabo a la integridad nacional, propagación de noticias falsas a través de la tecnologías de la información y la comunicación, obstrucción de funciones agravada, desobediencia o desacato a la autoridad, además de suspenderle sus derechos ciudadanos.

“Rezo por ellos y por todos los que están sufriendo en esa querida nación, y pido sus oraciones”, expresó el Papa Francisco en su mensaje emitido el pasado 11 de febrero donde denunció la situación que viven en Nicaragua.