Seleccionar página

« No basta convertirnos solo de nuestros pecados personales, sino tambien de los colectivos o pecados sociales, cuando no nos hemos comprometido en construir una sociedad donde prevalezca la verdad, la vida, la dignidad de las personas, la justicia, la fraternidad y la paz ».

Cada año iniciamos la Cuaresma con el signo de la ceniza para expresar penitencia, reconocimiento de nuestra pequeñez y vulnerabilidad, pero sobre todo como señal de nuestra sincera disposición para vivir nuestra conversión.

“Conviértete y cree en el Evangelio”, no es solamente saberse pequeño y pecador sino reconocer la fuente de la vida y acogerse al amor misericordioso de un Padre que siempre espera el retorno de sus  hijos. 

En el México que vivimos este es el camino seguro para ser artífices de paz y reconciliación, venciendo el odio, los resentimientos, las descalificaciones y la creciente violencia.

No basta convertirnos solo de nuestros pecados personales, sino tambien de los colectivos o pecados sociales, cuando no nos hemos comprometido en construir una sociedad donde prevalezca la verdad, la vida, la dignidad de las personas, la justicia, la fraternidad y la paz.

Reciban bendiciones y deseo que este inicio de Cuaresma nos prepare para tener en cuenta que muchos hermanos que sufren a causa de la enfermedad, la violencia, la guerra, los desastres naturales, los problemas familiares, la soledad  o son perseguidos, cargan con el mismo dolor la cruz de Jesús, pero con la esperanza de alcanzar la verdadera libertad de los hijos de Dios, abandonando la servidumbre y esclavitud del pecado.