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« El embotamiento emocional deteriora la calidad de vida y el funcionamiento en la vida social, laboral y familiar, y por tanto dificulta o impide la completa recuperación de la depresión ».

Afecta a la vida cotidiana y provoca distanciamiento de la familia.

Si padeces depresión quizá te resulte difícil o casi imposible experimentar y expresar tus sentimientos y emociones, ya sean positivos o negativos, como la alegría, tristeza, miedo o ira ante determinadas situaciones; ese estado de indiferencia se llama embotamiento emocional.

Las personas que lo experimentan sienten indiferencia ante muchos aspectos de sus vidas que deberían importarles, como la familia, los amigos o el trabajo; también presentan desapego, baja motivación, reducida receptividad y apatía.

Afirman sentirse insensibles, emocionalmente anestesiadas, menos capaces de reír o llorar, incapaces de disfrutar con lo que solían hacerlo y menos empáticos e indiferentes hacia los demás.

Pierden la capacidad de reaccionar emocionalmente a lo que sucede a su alrededor; también se quejan de haber perdido la inspiración o la pasión por las actividades creativas y de sentir una menor responsabilidad social o preocupación por otras personas.

El embotamiento emocional deteriora la calidad de vida y el funcionamiento en la vida social, laboral y familiar, y por tanto dificulta o impide la completa recuperación de la depresión.

Además puede conducir al abandono del tratamiento y a mayor riesgo de recaída, así como afectar la personalidad, la toma de decisiones y las relaciones.

Estudios recientes demuestran que el embotamiento emocional afecta a la vida cotidiana y provoca distanciamiento de la familia, problemas económicos y a la crianza de los hijos.