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« El Señor cambió a mi vida, me fue apartando de los criterios del mundo »

Crédito. Gabriela Fuentes Barajas

A raíz de haber pasado por la separación matrimonial viví un retiro de evangelización que fue muy sanador para mí.

A partir de ese momento me tomé más fuerte de la mano de Jesucristo, quien ha sido el faro que alumbra mi camino, el auxilio y refugio en los días grises y el alimento que fortalece mi alma para seguir adelante como empresaria, pero sobre todo en mi vocación de madre.

Estoy adherida a una pequeña comunidad de mi parroquia y semanalmente nos reunimos para recibir formación en la fe, además de edificarnos al compartir nuestras vivencias diarias.

Se trata de un pequeño grupo heterogéneo que se alimenta semana a semana con el objetivo de ser verdaderos discípulos de Jesús y así cada miembro llevar a cabo el servicio y apostolado con mayor entrega y amor.

Durante estos seis años mi hijo Emilio casi siempre me acompaña a la pequeña comunidad y a la par se ha alimentado con el testimonio de los hermanos y le ha servido de impulso para ir con gusto a la Escuela de la Fe y prestar su servicio.

Así ambos nos formamos y servimos al Señor, él como acólito y yo como catequista de adolescentes y quinceañeras.

A través de la catequesis doy a conocer lo bueno que es invitar en nuestra vida a Jesús, porque con Él seremos capaces de tomar decisiones que nos hagan felices.

El Señor cambió a mi vida, me fue apartando de los criterios del mundo y le estoy muy agradecida.