« El documento señala que el cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad »

Crédito. Pbro. Ulises Morales Gutiérrez
El Papa Francisco, en el año 2015, escribió una Encíclica que todavía a sus ocho años de su publicación sigue teniendo mucho de qué hablar y mucho qué compartir.
El documento señala que el cambio climático «es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad».
El Papa afirma que «el clima es un bien común, de todos y para todo», y el impacto más grave de su alteración recae en los más pobres, pero muchos de los que «tienen más recursos y poder económico o político parecen concentrarse sobre todo en enmascarar los problemas o en ocultar los síntomas».
La Encíclica no ignora la gran pérdida de biodiversidad que sufre el planeta y cómo «son loables y a veces admirables los esfuerzos de científicos y técnicos que tratan de aportar soluciones a los problemas creados por el ser humano».
Pero esa intervención humana, cuando se pone al servicio de las finanzas y el consumismo, «hace que la tierra en que vivimos se vuelva menos rica y bella, cada vez más limitada y gris».
De acuerdo con su visión, el mundo necesita un acuerdo sobre los regímenes de gobernanza global para toda la gama de los llamados «bienes comunes globales», y la Encíclica es contundente en afirmar que «la protección ambiental no puede asegurarse solo con base en el cálculo financiero de costos y beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente».