« Si el demonio destruye directamente con las guerras y las injusticias, también puede entrar en el templo de Dios para sembrar discordia y enfrentarse unos a otros »

Francisco subraya cómo el demonio «intenta atacar a todos, sin distinción», pero ataca más particularmente «a los que tienen más responsabilidad en la Iglesia o en la sociedad».
Como sacerdote, así como también como arzobispo de Buenos Aires y luego como Papa, Francisco afirma no haber practicado nunca el exorcismo; sin embargo, reveló que en varias ocasiones envió a personas que decían estar poseídas a dos «sacerdotes especialistas».
«Ambos me dijeron más tarde que entre estas personas solo dos o tres eran realmente víctimas de posesión diabólica», explicó.
También subraya la importancia de distinguir estos casos de posesión, en los que el diablo está «en el cuerpo» de los más frecuentes, de «obsesión diabólica», de origen psíquico.
El pontífice juzga que molesta personalmente al demonio porque trata de «seguir al Señor y hacer lo que dice el Evangelio», pero también señala que el demonio puede quedar «satisfecho» cuando el Papa comete «un pecado».
El demonio «busca el fracaso del hombre, pero no tiene esperanza si hay oración», insistió él mismo, quien no deja de pedir que oremos por él.
Si el demonio «destruye directamente con las guerras y las injusticias», también «puede entrar en el templo de Dios para sembrar discordia y enfrentarse unos a otros», insistió el Papa.
El pontífice advierte contra estos «demonios educados» que «se apoderan cortésmente» de las almas, y que no se notan por «tibieza espiritual» o por falta de un verdadero «discernimiento»; en particular, denuncia la «mundanalidad espiritual», describiéndola como «la posesión más fea».