
Con ocasión de la LVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (JMCS), el Papa nos invita a comunicólogos y a cada uno de nosotros a… hablar con el corazón y con los brazos abiertos.
En su mensaje para este año, Francisco cita a San Francisco de Sales, en el centenario de su proclamación como patrono de los periodistas católicos.
Introducción
En una parte de su mensaje para la JMCS 2023, el Santo Padre nos dice que «el compromiso por una comunicación con el corazón y con los brazos abiertos no concierne exclusivamente a los profesionales de la información, sino que es responsabilidad de cada uno».
Trilladamente hemos escuchado que todo comunica y que todos comunicamos, y es precisamente sobre esto que el Papa nos pide ahora, después de ir, ver y escuchar, a hablar con el corazón.
Hablar con el corazón en casa, en la familia, en el trabajo, es la escuela, en la calle, en la parroquia, en la periferia… pero antes debemos purificar el corazón.
Y es así que sin prejuicios, sin juzgar de oídas y sin sembrar discordia, divisiones y conociendo las debilidades de cada uno, lograremos el milagro del encuentro.
A los comunicadores: «No debemos tener miedo a proclamar la verdad, aunque a veces sea incómoda, sino a hacerlo sin caridad, sin corazón».

Comunicar cordialmente
Francisco habla de nuestra convivencia cívica, la del diario vivir, en la que la cordialidad o amabilidad no son solamente cuestión de buenas maneras, de buena educación como coloquialmente decimos, sino un verdadero antídoto contra la crueldad.
Y es que todos todos estamos llamados, comunicadores o no, a buscar y a decir la verdad, y a hacerlo con caridad.
El comunicador tendrá muchas otras plataformas para comunicar lo que ve y escucha, pero solo a través de la cordialidad cumplirá con el compromiso de comunicar “con el corazón y con los brazos abiertos”.
A los comunicadores: «Necesitamos [cordialidad] en el ámbito de los medios para que la comunicación no fomente el rencor que exaspera, genera rabia y lleva al enfrentamiento, sino que ayude a las personas a reflexionar con calma la realidad en la que viven».

La comunicación de corazón a corazón: “Basta amar bien para decir bien”
Estamos en medio de un mundo digital en el que al parecer el número de likes determina nuestra credibilidad, ya no solo nuestra popularidad o nuestra vanidad, pero es en medio de este marketing donde nuestra comunicación no puede ni debe reducirse.
Todo comunica, leemos al inicio de este texto, y por ello podemos decir que “somos lo que comunicamos”, y son precisamente redes sociales las que nos instrumentalizan para que el mundo nos vea como querríamos ser y no como somos.
A los comunicadores: «Que los profesionales de la comunicación se sientan inspirados por este santo de la ternura (San Francisco de Sales), buscando y contando la verdad con valor y libertad».

Hablar con el corazón en el proceso sinodal
Es en la Iglesia donde urge una comunicación que encienda los corazones, dice el Papa, donde, a criterio propio, hay bastante necesidad de una escucha sin prejuicios, atenta y disponible, que se nutra de cercanía, compasión y ternura.
Es este el llamado de Francisco, no solo al comunicador, a una comunicación que se deje guiar por el Espíritu Santo, una comunicación que ponga en el centro la relación con Dios y con el prójimo.
A los comunicadores: Necesitamos «una comunicación cuyas bases sean la humildad en el escuchar y la parresia en el hablar; que no separe nunca la verdad de la caridad».

Desarmar los ánimos promoviendo un lenguaje de paz
Nos aqueja un mundo bélico, una escalada de violencia que parece no frenar y al contrario se agranda cada vez más y más, como si se tratara de una avalancha.
Hoy, en medio de ese mundo en el que con facilidad se pronuncian palabras que claman por la destrucción de pueblos y territorios, resulta no solo necesario sino fundamental, hablar con el corazón.
Las palabras deben generar paz, diálogo, reconciliación; no odio ni enemistad, menos aún cuando ahora con facilidad se pronuncian palabras que claman por la destrucción de pueblos y territorios.
Del corazón brotarán las palabras capaces de disipar división, es un esfuerzo que el Papa pide para todos.
A los comunicadores: «Disipar división apela especialmente al sentido de responsabilidad de los operadores de la comunicación, a fin de que desarrollen su profesión como una misión».
