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« Huejutla una diócesis accidentada en su territorio y bendecida con la protección de nuestra madre del Tepeyac, por ello el saludo de nuestro primer obispo: ‘Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe’, hasta el día de hoy sigue siendo para muchos un saludo no solo de fe, sino también de que anhelamos siga siendo una iglesia en misión »

Peregrinos, sacerdotes y Mons. José Hiraís Acosta Beltrán ofrecieron la Santa Eucaristía.

El pasado 15 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, la Diócesis de Huejutla celebró junto a la morenita del Tepeyac los 100 años que Dios le ha concedido como diócesis en este caminar de la nueva evangelización.

Peregrinos de todas las parroquias junto con sacerdotes y Mons. José Hiraís Acosta Beltrán ofrecieron la Santa Eucaristía en agradecimiento a Dios toda clase de bendiciones.

En su homilía el señor obispo hizo un recuento de este caminar de la diócesis haciendo énfasis en su primer obispo, Mons. José de Jesús Manríquez y Zárate.

También rememoró a los otros seis obispos que han servido en la diócesis: Mons. Manuel Jerónimo Yerena y Camarena, Mons. Bartolomé Carrasco Briseño, Mons. Serafín Vázquez Elizalde, Mons. Juan de Dios Caballero Reyes, Mons. Salvador Martínez Pérez y Mons. Salvador Rangel Mendoza.

La Diócesis de Huejutla ha sido también bendecida con la presencia de los catequistas y agentes de pastoral que generosamente sirven a Dios en sus parroquias con un espíritu renovado y con la esperanza de seguir extendiendo el Reino de Dios.

Huejutla una diócesis accidentada en su territorio y bendecida con la protección de nuestra madre del Tepeyac, por ello el saludo de nuestro primer obispo: “Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe”, hasta el día de hoy sigue siendo para muchos un saludo no solo de fe, sino también de que anhelamos siga siendo una Iglesia en misión bajo la gracia e intercesión de la Virgen de Guadalupe.