
Crédito. Vannesa Quiñones
María Sara Achautla Pérez es madre de cinco hijos: una mujer y cuatro varones, de entre ellos uno decidió consagrar su vida a Dios, por lo que comparte su testimonio de ser la mamá de un sacerdote.
Es originaria de Acaxochitlán, en Hidalgo, pertenece a la parroquia de la Divina Providencia y de San Juan Diego.

Significado
Saber que mi hijo quería ser sacerdote significó para mí tanta alegría en mi corazón y gratitud a Dios por mirar esta familia y saber que ‘Polito’ (como llama a su hijo) quería este camino.
Algo muy incierto porque cada vez que llegaba a casa me decía: ‘Mamá, se salió un compañero; mamá, este padre dejó el sacerdocio’, y a pesar de todo siempre lo confié a Cristo Rey y a nuestra Madre Santísima.

Un hijo sacerdote
Realmente nunca me imaginé que tuviera un hijo sacerdote, pero lo que sí tenía en mi corazón era que Dios nos permitió el regalo de la vida y desde que estaba embarazada Él fue muy bueno con nosotros porque le permitió venir a este mundo a pesar de ser un embarazo de alto riesgo.
Dios le permitió nacer un 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, así que comprendo que Dios tiene sus planes: lo miró con amor y misericordia.

Ordenación
Aquel momento fue una gran alegría, emoción, nervios, pero sobre todo mi corazón le decía a Dios con toda humildad: ‘Te entrego a tu servicio a este hijo que me has prestado, es tuyo, está consagrada su vida a la tuya, que sea solo tuyo’.
La familia
Tener en la familia a un hijo sacerdote es tener un hijo más que desde siempre se incluye en las actividades, celebraciones y vivencias de la familia; lo quieren, lo respetan, sabemos que es sacerdote, que tiene sus encomiendas y responsabilidades, lo bendecimos y nos bendice.
Trata de hacerse presente en las diversas circunstancias de la vida familiar, y en algunos momentos nos ha hecho partícipes de sus propias vivencias.
El padre Hipólito Escorcia Achautla tiene 11 años como sacerdote y se ordenó un 4 de mayo en la capilla del Verbo Encarnado, del Seminario de San josé, en Tulancingo.

Conexión con mamá
Siempre he sido muy cercano a mi mamá, gracias a Dios tengo también a mi papá, al que amo, respeto, valoro, pero con mi mamá es una conexión tan especial por el contexto de su embarazo, desde su fe, desde su amor a Dios y a la Virgen María, desde sus devociones piadosas, desde sus consejos.
Relación madre-hijo
Siempre hay comunicación, siempre le pido que me de la bendición cada vez que voy a casa y yo también se la imparto.
Ha estado en momentos tan importantes de mi vida sacerdotal y sé que su oración siempre me respalda.
Me ha llamado la atención referente a temas de mi salud, la velocidad al conducir, momentos de descanso para dormir, la comida, el ejercicio, la atención hacia algunas personas; y valoro mucho su consejo, su corrección, su amor.

Maniturgium
- En la ordenación sacerdotal, durante la Misa, el obispo unge las manos del presbítero con aceite.
- Ese aceite se limpia con un paño llamado “maniturgium”, que se guarda y se presenta a la madre del sacerdote en su primera Misa.
- Cuando ella muere la sepultan con este paño, pero esta vez se envuelve alrededor de sus manos.
- Es para mostrarle a Dios que ella no se presenta con las manos vacías: va ante Dios habiendo entregado a su hijo como sacerdote católico.